Arraigar, como un árbol, en la tierra:
no ser nube arrastrada por un poco de viento.
Sobre los campos conocidos de cada día
contemplar un cielo favorable y diferente.
Mirar cómo cae, cotidiano, el crepúsculo,
cada vez renovándome el sentimiento.
Encima de la tierra nuestra y amada,
del corazón nacerán el pino, el aire y el pájaro.
Aquí flota el blanco recuerdo de la niñez
y ha de ser bueno, este sol, para los viejos huesos.
Aquí quiero escuchar este habla que llega
desde hace mucho tiempo a los labios de la gente.
Mi amor, mi firme compañía,
aquí quiero soñar, entre la mar y el viento.
Elegies i paisatges (1933-1943)